Participación ciudadana equilibrada

Hugo Gutiérrez Tarifeño, analista de sistemas, investigador especialista en biocultura, geometría social, desarrollo humano comunitario y acuerdos sociales basados en colaboración interregional y multilateral INNOVACIENTE, coordinador GA, ODS e innovación CAJMETRO, consejero políticas públicas fundación 4ta Ruta, director Fundaciones CICAB y REDLATAB, director sindical AFUNPRO y FENADAJ de las Corporaciones de Asistencia Judicial, Parlamentario ASGARDIA miembro comités Justicia y Manufactura

Cada cierto tiempo nuestro conocimiento, experiencia y también nuestras esperanzas son puestas a prueba por preguntas profundas y con sentido.

Dentro del grupo de participación ciudadana en la gestión institucional de CEPAL-ILPES nos han hecho una de esas preguntas que en la construcción de la respuesta tengamos que examinar nuestro entorno y nuestra cotidianidad, ¿Cómo cree usted que los usuarios, beneficiarios y clientes de los bienes y servicios que entrega una institución pública podrían participar de la gestión institucional?.

Son tantos los factores que confluyen en esta respuesta y con litros de tinta se han escrito innumerables hipótesis respecto de como gestionar de forma adecuada y correcta la participación ciudadana en las decisiones vinculantes de los gobiernos, que nos lleva ineludiblemente a una reflexión necesaria sobre nuestro impacto en la comunidad y el territorio donde habitamos, y aún más dentro en nuestra cultura, nuestra familia y nuestros propios elementos humanos.

Más que una respuesta es una invitación a pensar que a través de la voluntad expresa de los estados para transferir el co-diseño y co-implementación a un conjunto de personas de todos los sectores y que representen a la mayor cantidad de actores, debatiendo, acordando y planificando políticas públicas con los temas de fondo, podremos solucionar los requerimientos ciudadanos de forma colaborativa.

La prioridad sin duda es la lucha contra la corrupción que es el cáncer de nuestras sociedades  y que genera hoy y para siempre una falla en la distribución de recursos, decisiones, impidiendo acuerdos y promoviendo conflictos, pero este no es el el único punto crítico si queremos mejorar e integrar a toda la sociedad en un debate y acuerdos sobre el presente y futuro.

La promesa de igualdad que es una falacia(ya que ningún ser humano es ni debe ser igual a otro), reduciendo la posibilidad de sostener nuestra cultura y sociedad el negar la evidentes y científicamente probadas diferencias entre seres humanos, esto nos deja una gran base de debate acerca de como se debe apalancar la democracia y la libertad de las personas, en equilibrio entre lo físico y lo psicológico.

Mejorar y generar participación ciudadana es más que una idea o una misión, es la visión acerca de como podemos entender los procesos sociales, desde dentro de cada comunidad, desde dentro de cada territorio y desde dentro de nuestra propia cultura y familia.

Un punto relevante es la gran deuda de los estados y los organismo internacionales multilaterales, que no han llegado con el lenguaje correcto o la promoción adecuada para que los ciudadanos se identifiquen con alguna responsabilidad o deber y no sólo se entiendan los derechos que tenemos todos.

Finalmente lo principal es llevar a una reflexión sin autocomplacencia o autoflagelación para descubrir que nos hace humanos, que nos hace buscar el equilibrio, que nos mantiene juntos y que nos lleva a trascender y a dejar una huella en algún lado del planeta que sirva de camino para los que vienen a nuestro lado y los que vendrán a futuro

Elecciones en Chile, un camino a lo mismo o al cambio, tu decides.

No es sólo el miedo lo que mueve a Chile hoy, es el hastío de ver como en política se dice y se hace que cambiamos cuando se mantiene todo igual o incluso peor, testimonio de aquello es que desde Octubre de 2019 tenemos las mismas pensiones paupérrimas y por otro lado aún estamos tratando de descubrir el fuego con el combate a la corrupción y la desigualdad.

La ciudadanía no esta desconectada, es la clase política que vive en el Chile del 10% que no reconoce al 90% como parte del mismo país, la ciudadanía es mayoritariamente ignorante de sus derechos y deberes, la educación se basa en un modelo del siglo XX, un ejemplo de aquello es que quienes mejor dominan las leyes fuera del mundo del derecho son los delincuentes que hacen usufructo de las fallas de leyes creadas en el siglo XIX.

Respecto de la sensación de pesimismo que es ahondada por la falta de riesgo de las autoridades para enfrentar el futuro, se combaten otra vez con educación, para que las personas puedan conocer sus derechos y deberes, el Estado debe velar porque se promueva su conocimiento, en lo efectivo cuantas personas conoces que han leído el articulo 19 de la constitución actual?, o sea vamos a votar pero lo hacemos solo conociendo, cuando, donde y por quien, pero no porque o para que vamos a entregar nuestra confianza y nuestro voto.

Por último las personas al centro no debe ser sólo un eslogan, ni sólo por una urgencia, crisis social, económica o medioambiental, las personas deben ser la base de la generación de políticas públicas que promuevan y apoyen el pasar a ser un país moderno, una nación con valores y principios con sentido común y en equilibrio en su desarrollo,  para ello necesitamos ser responsables de nuestras acciones, palabras y pensamientos, generar un nuevo acuerdo social donde el abandono de la política sea castigado con un recambio y para ello se debe promover que vayan a elecciones los mejores y no los menos malos como ha sido nuestra historia desde la salida de la dictadura.

Vaya a votar, infórmese, elija con conocimiento, busque alternativas, lea planes de trabajo, ideas y propuestas para avanzar y mejorar, y tal vez en la próxima,  se anime y participe desde la vereda de una candidatura para tener como representar el cambio y a quien lo haga mejor.

Por Hugo Gutiérrez Tarifeño “Tarik”

CRISIS SOCIAL EN CHILE: “EL MAL TRIUNFA CUANDO EL BIEN NO HACE SU TRABAJO”

por Carlos Cantero Ojeda , Geógrafo y Doctor en Sociología. Tiene, además, una amplia experiencia en el ámbito público, fue alcalde en tres ocasiones, electo Diputado en dos períodos y Senador en dos períodos. Fue Vicepresidente del Senado de Chile. Ha servido a Chile en diversas comisiones y consejos.

“La culpa no es de la gota que derramó el vaso, sino de quienes viendo que esto ocurría no hicieron nada para evitarlo”

Frente a la crisis político institucional que vive Chile, es recurrente que se culpe al modelo. Mal se puede reclamar responsabilidades a un conjunto de ideas.  La sabiduría popular tiene un refrán: “La culpa no es del chancho sino de quien lo alimenta”.  Es la manera de señalar que la responsabilidad no es exclusiva de quien realiza el acto sino de quienes lo consienten.  Para mayor claridad sobre el tema agregamos la frase ”La culpa no fue de la gota que derramó el vaso, sino de quienes viendo que esto ocurría no hicieron nada para evitarlo”

Los responsables de los abusos que terminaron con el estallido social en Chile han sido aquellos administradores del sistema, que transgredieron los límites éticos y claramente faltaron a la probidad.  Estos hechos revisten doble gravedad, ya que además desacreditaron un modelo exitoso en la generación de riqueza, crecimiento económico y desarrollo humano.  Es decir, mataron la gallina de los huevos de oro. Peor aún, estas personas (sus centros de estudios), siguen su vida como si nada hubiese pasado, sin un “mea culpa”, incluso ocupando cargos de representación gremial (¿Impunidad institucionalizada?). 

La crisis social en Chile, a diferencia de lo que ocurre en modelos socialistas, no fue por escasez de riqueza.  Todo lo contrario, fue por abundancia de riqueza, que no llegó a la gente. ¡La riqueza se concentró en pocos! Eso terminó aniquilando la confianza, credibilidad, legitimidad y legalidad del sistema.  La crisis no se desencadena por méritos de la Izquierda, sino por la abusiva y en algunos casos corrupta gestión de una élite económica, bastante transversal.  

La causa basal de la crisis es de “orden ético”. Por debilitamiento de los principios y una grave confusión conceptual entre valores éticos y valores económicos. Por el silencio cómplice de aquellos llamados a cautelar la probidad: los fiscalizadores, la justicia y también el ámbito ético filosófico. ¡El mal triunfa cuando el bien no hace su trabajo!

Para salir de esta espiral, Chile requiere equilibrar: la generación de riquezas con la equidad social; la competencia con la solidaridad; los bienes públicos con los bienes privados; el mercado con el Estado; lo mejor de la Izquierda con lo mejor de la derecha. Para eso se requiere líderes con oficio y capacidad de diálogo, valorando ética, probidad, excelencia, mérito. Si ello no ocurre se aplicará la Ley del Péndulo, nos iremos al otro extremo, redistribuiremos pobreza, dolor, corrupción y más impunidad. Ejemplos sobran en países vecinos. ¡No somos inmunes!

¡Se requiere autoridad y liderazgo ético! Para el éxito del proceso necesitamos una centro izquierda que estimule el emprendimiento y la propiedad privada; y, una centro derecha que respete los bienes públicos y el sentido social. Debemos recuperar los valores republicanos y democráticos, superar la endogamia social y el nepotismo, rehuir la nefasta influencia de una élite sin valores éticos. Integrar la diversidad social, económica y cultural del país, con amplia participación de la base. 

Estamos comprobando que la farándula y el neuromarketing no solo sirven para manipular el consumismo.  El virus (Jiles 2021) muestra aplica en la política un contagioso populismo ramplón. La democracia está en riesgo, candidatos y liderazgos mediocres, escasa probidad, poca experiencia, en uno y otro lado.  Chile tiene una cita con la historia y los ciudadanos tendrán la última palabra, espero no sean arrastrados por la polarización ni la mediocridad.  Chile requiere liderazgos anclados en el mérito, la excelencia y la probidad.