Su director, Ricardo Rozzi, sostiene que la “biocultura” recupera la integración entre áreas del conocimiento “que son esenciales para resolver las causas últimas del cambio climático”. A la actividad de este lunes asistirán la ministra de Obras Públicas y el ministro de Educación, Jéssica López y Marco Antonio Ávila; el gobernador Jorge Flies y el delegado presidencial José Ruiz junto a autoridades universitarias, regionales, académicos, científicos y representantes de diversos países. Será también estreno oficial del edificio que ocupa, diseñado ad honorem por una de las oficinas de arquitectos más prestigiosas del mundo.
Un “centro biocultural” internacional que se propone recuperar la integración entre la tecnología, la ciencia y la filosofía, separadas por décadas de distanciamiento, será inaugurado esteo lunes 15 de mayo en Puerto Williams, a orillas del Canal de Beagle.
A la actividad han comprometido su asistencia la ministra de Obras Públicas, Jéssica López y el ministro de Educación, Marco Antonio Ávila; autoridades universitarias, regionales, académicos, científicos y representantes de diversos países.
Se trata del Centro Internacional Cabo de Hornos para el Estudio del Cambio Global y Conservación Biocultural. (En inglés Cape Horn International Center for Global Change Studies and Biocultural Conservation, por lo que también se usa para nombrarlo la abreviatura CHIC).
Recuperar la integración
Su director, Ricardo Rozzi, doctor en Ecología y magíster en Filosofía por la Universidad de Connecticut, Estados Unidos, profesor titular de la Universidad de Magallanes y de la Universidad de North Texas, sostiene que “la tecnología y la ciencia se separaron de la filosofía y se centraron en lo cuantitativo y la lógica”.
“Nos quedamos entonces sin palabras para hablar de aquello que no es ni lógico ni cuantitativo. La biocultura recupera la integración entre áreas del conocimiento que son esenciales para resolver las causas últimas del cambio climático”, afirma.
En relación a esto señala que el centro próximo a inaugurarse “no solo se preocupa del cambio climático y el impacto sobre la biodiversidad sino también de cómo son percibidos por parte de la sociedad”.
Señala que esto lo diferencia de otras instituciones, “que no se hacen esta pregunta epistemológica, metafísica, ontológica. Nosotros nos preguntamos cómo incluir una pluralidad de saberes, pluralidad de valores y nos planteamos por qué la sociedad se comporta del modo en que lo hace, desde el punto de vista de la educación y la ética”.
Asegura que esto lo convierte en un “centro biocultural” que constituye “una novedad a nivel mundial”.
El gobernador de Magallanes, Jorge Flies, ha dicho: “El nuevo centro vincula la investigación científica con las necesidades del territorio, especialmente en el ámbito de la educación desde el nivel inicial y escolar, la conservación marino-terrestre y el monitoreo de marea roja con nuevas metodologías de análisis”.
Arquitectura internacional
La inauguración del 15 de mayo contempla también el estreno oficial del edificio donde funcionará el Centro Cabo de Hornos, cuya arquitectura tiene connotación internacional. Fue diseñado por los mismos arquitectos del Acuario de Beijing, la Biblioteca Presidencial Bill Clinton de Arkansas y los planetarios de Shangai y del Museo de Historia Natural de Nueva York, entre muchas otras obras.
Ellos forman parte del estudio “Ennead” de esta última ciudad, reconocido a nivel internacional por su desarrollo de proyectos ligados a la cultura y la educación.
Su vinculación con el Centro Cabo de Hornos data de hace 23 años, cuando Ricardo Rozzi imaginaba el proyecto que hoy es realidad.
En esa época se conocieron con el director de “Ennead”, Kevin McClurkan, quien se entusiasmó con la idea y junto a su equipo se puso a trabajar en ella. En la modalidad “pro bono”, es decir, ad honorem, sin percibir remuneración.
La obra está inspirada en la realidad austral, dice Rozzi: “el territorio y el ‘maritorio’ de este extremo sur del continente americano, se navegan. Han sido navegados por los pueblos ancestrales en canoas de corteza. Hoy son navegados por la Armada de Chile, por los cruceros. La vocación es de navegar más que de instalarse en tierra y abrir carreteras”.
Esta visión, comenta, “coincide con la filosofía, que a decir de algunos ‘es un barco a la deriva, que busca su rumbo’”.
Esta idea se introdujo en el proyecto y se tradujo en la representación de tres proas, “de tres embarcaciones que emergen desde la tierra. Entonces, no son agresivas con el paisaje y aunque se trata de tres pisos, no sobresalen mayormente desde la ciudad de Puerto Williams. Pero tienen esta mirada hacia la cordillera Darwin, hacia el esplendor de la cumbre austral de América”.
Una de las proas, detalla Rozzi, está dedicada a la educación, desde el preescolar hasta lo universitario, con un énfasis y un foco especial en la educación técnica, para el turismo de intereses especiales, con menciones para guardaparques, guías de turismo, gastronomía subantártica y otras especialidades que se vinculan a las singularidades de la diversidad biológica y cultural del extremo sur.
Otra de las proas está destinada a un anfiteatro, con capacidad para unas 200 personas.
El tercer área está reservado a la investigación, orientada hacia tres ámbitos, “centinelas del cambio climático”, “centinelas de la homogeneización (referida a la pérdida de identidad y diversidad por la uniformidad de la enseñanza)”, y conservación biocultural”.
Al son de violines
El CHIC es un consorcio de varios centros de investigación y universidades. Encabezadas estas últimas por la Universidad de Magallanes, la Universidad de Chile, la Universidad Católica de Chile y la Universidad de Texas. A ellas se suman, la Universidad de Talca, la Universidad Central, la Universidad Católica de Temuco y la Universidad de Los Lagos.
Es financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, Anid, del Estado de Chile, a través de un fondo basal destinado a centros de excelencia científica.
En el acto inaugural del lunes 15 de mayo está contemplado que hagan uso de la palabra la ministra López; el gobernador de Magallanes y Antártica Chilena, Jorge Flies, el alcalde de Puerto Williams, Patricio Fernández; el rector de la Universidad de Magallanes, José Maripani y el director del Centro Internacional Cabo de Hornos, Ricardo Rozzi.
En la ocasión actuará el terceto de violines del Liceo Donald MacIntyre de Puerto Williams.
De Tamaulipas a Puchuncaví
En el marco de la misma actividad, el 15 de mayo, se realizará la primera de una serie de diez conferencias anuales que tendrán lugar en el nuevo centro.
La sesión de apertura se abocará, expresa Rozzi, “a un análisis de cuán esquizofrénica es la educación formal en Latinoamérica”.
Para explicar el concepto pone de ejemplo lo que ocurre en la zona de Cuenca, Ecuador, en cuya escuela, subraya, “solo se enseña el idioma español, castellano, se enseña la historia de la nación-Estado del país y en los ejemplos de la flora local se alude a las rosas, que son muy exportadas en la actualidad desde allí. Pero no se enseñan ni el quechua ni el aymara que hablan las madres de los niños que van a buscarlos a la escuela”.
Tampoco, continúa Rozzi, “se menciona al floripondio, que es un árbol autóctono del lugar que tiene múltiples significados rituales y que crece en las cercanías del colegio. Ni se incluye la historia de las comunidades quechua y aymara”.
Considera “esquizofrenia” que se enseñe en la escuela “algo que está disociado del entorno, de la vida familiar de los educandos. Entonces, estos niños y niñas son homogeneizados en sus mentes porque producen lo mismo si están en Cuenca, en Guayaquil, o en Quito, o en Santiago de Chile o en Ciudad de México”.
Con esta perspectiva se conocerán también casos como el de Tamaulipas, al norte de México, donde está la reserva biológica El Cielo. Rozzi explica que allí se vive una situación de extrema violencia ligada al crimen organizado. Y por otro lado, señala, “hay comunidades rurales con conocimientos ancestrales de plantas, de aves, que emocionan en la forma cotidiana del cohabitar la naturaleza”.
Desde México viene a exponer el tema una delegación encabezada por la doctora Frida Caballero, que ha sido vicerrectora de Investigación de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
Desde Sao Paulo viene un representante de la principal universidad de esa ciudad, a presentar una comparación de la percepción de la naturaleza que se da en esa gran urbe y en las islas cercanas.
Por parte de Chile, se presentará la situación en la zona de conflicto ambiental de Puchuncaví y la que existe en la vecina reserva de la biosfera de La Campana.
Asimismo, relata el académico, se revisará el panorama en zonas de alta concentración urbana de La Araucanía, como la ciudad de Temuco, y comunidades pehuenches de la misma región. Así como también se examinarán estudios realizados sobre la materia en Magallanes y Antártica Chilena.
A cargo de la exposición referente a Chile estará la antropóloga y doctora en Ciencias de la Educación, Andrea Valdivia.
Rozzi anuncia que en la primera conferencia también se examinarán metodologías que contribuirían a acercar la diversidad biológica y cultural de los entornos regionales a los contenidos y enseñanzas en la educación formal.
En los días previos a la inauguración se ha desarrollado una serie de actividades preparatorias. Entre ellas, Taller Internacional de Reservas de la Biosfera; taller para comparar la situación en términos medioambientales de México, Brasil y Chile; visita a la reserva de la biosfera Torres del Paine; navegación de Punta Arenas a Puerto Williams a través de la reserva de la biosfera Cabo de Hornos, y taller de “aviturismo (turismo de observación de aves y sus hábitats)”, para guías de turismo locales y regionales, en el Parque Etnobotánico Omora, al norte de la isla Navarino, en la ribera del canal de Beagle.
FUENTE: https://www.elmostrador.cl/noticias/2023/05/15/inauguran-centro-biocultural-internacional-que-fusiona-ciencia-y-filosofia-en-patagonia/