¿Un sexto dedo? ¿Un tercer ojo? ¿La capacidad de comunicarnos con las plantas de interior? Nada de eso. Cuando hablamos de evolución humana no es necesario llevar nuestra imaginación tan lejos. Es más: basta con mirarnos al espejo y buscar las huellas que cientos y cientos de años de selección natural nos han legado.
Y es que aunque no lo parezca, seguimos evolucionando. De hecho, un reciente estudio conducido por el profesor Jian Yang y el doctor Jian Zeng, ambos de la Universidad de Queensland, Australia, se adentró en el ADN humano para confirmar que la selección natural sigue más activa que nunca.